Si hablamos de su reforma, uno de los aspectos fundamentales que cabe plantearse ante esta cuestión es la forma de representación de las CC.AA. en el Senado. Por un lado, están los partidarios del modelo alemán, quienes consideran que sería más democrático que la representación proviniera del Parlamento de cada autonomía. También están los que prefieren que los senadores sean elegidos de forma directa en circunscripciones de cada CC.AA., así éstas tendrían más representación territorial que si fueran elegidas por circunscripciones provinciales como implica el sistema actual.
Otras cuestiones
Otras de las cuestiones que hay que tener en cuenta sobre la materia, corresponde a las funciones de la institución, que tendrían que ir más allá de una segunda lectura, o de la coincidencia con las del Congreso de los Diputados, a fin de no repetir la mismas cuestiones en las dos cámaras.
Entre las propuestas acerca de la reforma del Senado siguen algunas otras como establecer algún tipo de veto para evitar que alguna ley pudiera afectar a comunidades históricas como País Vaso y Cataluña, y reforzar el diálogo entre las diferentes entidades autónomas con el fin de resolver las cuestiones más conflictivas entre ellas, fomentando la cooperación.
Por otro lado, hay autores de la ciencia política, como Sosa Wagner y Fuertes, que para llevar a cabo algunos cambios en el Senado, se suman a la reforma de algunas cuestiones constitucionales por medio del artículo 167, porque piensan que ello es más pertinente que la supresión. Su aportación a la reforma del Senado se fragua con una Conferencia de Presidentes, opción propuesta por el ex presidente de Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, tras su elección en 2004.

Descentralización del senado
Si se aboga por descentralizar más, otorgando mayor poder a las autonomías, la supresión del Senado podría verse como inadecuada cuando de un Estado descentralizado se trata, dado que la supresión del Senado sería inconveniente dadas las posibles consecuencias que de estos cambios se podrían derivar. Con el fin de evitar efectos negativos no deseados para el interés común, cabría enarbolar la bandera de la prevención. No obstante, la reforma del Senado, asentaría igualmente precedentes para ir más allá con la reforma constitucional y replantear si sigue siendo adecuada la actual forma territorial del Estado.
A pesar que muchas son las voces que se pronuncian en torno a la reforma del Senado, tanto la opción de la reforma como de la supresión, son opciones que proponen consideraciones positivas para la evolución del sistema político español.
Si partimos de la realidad acerca de los orígenes históricos del Senado, como un órgano controlador y ralentizador de las funciones de la cámara de los comunes, nos queda un órgano institucional obsoleto e inadecuado. Dado que tanto la reforma como la supresión del Senado implicarían procedimientos largos y costosos, una podría inclinarse en última instancia por la supresión de un órgano que encarece un sistema que bien podría ser unicameral, dado que comprobado está el buen funcionamiento de los Parlamentos de las diferentes Comunidades Autónomas con un único órgano legislativo. No obstante, las implicaciones de reforma que serían necesarias en la Constitución para llevar a cabo las modificaciones que se consideraran pertinentes sobre el Senado, tanto para su reforma, -sustituirlo por representantes de los Parlamentos autonómicos-, como para su disolución, conducirían a agilizar la tramitación de leyes y abaratamiento del coste económico del Parlamento.
«No obstante, no hay que perder de vista las implicaciones de abrir procesos para llevar a cabo cambios institucionales, recordando los dificultosos procedimientos constitucionales que se remontan a algunos de los episodios de enfrentamientos de este país.»
Rosa María Mateu